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Marco Tulio Cicerón[a] (Arpino, 3 de enero de 106 a. C.-Formia, 7 de diciembre de 43 a. C.) fue un político, filósofo, escritor y orador romano.[1] Se le considera uno de los más grandes retóricos y estilistas de la prosa en latín de la República romana.[2][3]
Reconocido universalmente como uno de los autores más importantes de la historia romana, es responsable de la introducción de las más célebres escuelas filosóficas helenas en la intelectualidad republicana, así como de la creación de un vocabulario filosófico en latín. Gran orador y reputado abogado, Cicerón centró —mayoritariamente— su atención en su carrera política. Hoy en día se le recuerda por sus escritos de carácter humanista,[4] filosófico y político. Sus cartas, la mayoría enviadas a Ático, alcanzaron un enorme reconocimiento en la literatura europea por la introducción de un depurado estilo epistolar. Cornelio Nepote destacó la riqueza ornamental de estas cartas, escritas «acerca de las inclinaciones de los líderes, los vicios de los comandantes y las revoluciones estatales», que transportaban al lector a esa época.[5]
Cicerón también fue filósofo y escribió sobre una vasta obra para el público latino. Aunque tuvo profesores de cada una de las escuelas filosóficas de su tiempo (platonismo, peripatetismo, estoicismo, epicureísmo y escepticismo), pasó su vida profesando su apego a la Academia de Atenas.[6] La filosofía de Cicerón es una de las mayores representaciones del eclecticismo y del desarrollo del derecho natural.[7][8]
Constituido en uno de los máximos defensores del sistema republicano tradicional, combatió la dictadura de Julio César haciendo uso de todos sus recursos. No obstante, durante su carrera no dudó en cambiar de postura dependiendo del clima político. Esta indecisión es fruto de su carácter sensible e impresionable. Intemperante, era propenso a reaccionar de manera excesiva ante los cambios. El escritor Asinio Polión escribió de él:
Tras la muerte de César, Cicerón se convirtió en enemigo de Marco Antonio en la lucha por el poder que siguió, atacándolo en una serie de discursos. Fue proscrito como enemigo del estado por el Segundo Triunvirato y consecuentemente ejecutado por soldados que operaban en su nombre en el 43 a. C. después de haber sido interceptado durante un intento de huida de la península italiana.
Al redescubrimiento por Petrarca de las cartas de Cicerón a menudo se le atribuye el inicio del Renacimiento y humanismo del Quattrocento (siglo XIV).[11] La cima de la autoridad y el prestigio de Cicerón se produjo durante la Ilustración del siglo XVIII,[12] y su impacto en los principales pensadores y teóricos políticos de la Ilustración como John Locke, David Hume, Montesquieu y Edmund Burke fue sustancial.[13] Sus obras se encuentran entre las más influyentes de la cultura europea, y todavía hoy constituyen uno de los cuerpos más importantes de material de primera mano de la historia romana, especialmente los últimos días de la República Romana.[14]